viernes, 22 de mayo de 2009

The Economist da un repaso al futuro de los periódicos anunciando buenas noticias



"Quizá, la mejor prueba de que los periódicos están en declive es que los políticos, que hasta ahora eran sus mayores enemigos, están empezando a sentir compasión por los ellos".

Es la primera frase de un artículo reciente de The Economist titulado "Sacudido por un vendaval" (Tossed by a gale). Uno se espera un artículo que se añada a la lista de medios que están anunciando la llegada del cementerio de periódicos. Pero no. Dice que tras las malas noticias hay buenas señales.

El semanario británico demuestra una vez más que los más de cinco euros que cuesta en España se los ha ganado a pulso porque este artículo rezuma pensamiento y analisis por todas sus letras.

Lo mas destacado es lo siguiente: Google News, el gran agregador de contenidos (ya sabéis que es una cesta de noticias tomadas por un robot y colgadas a gusto del lector), es tan impersonal que no parece una gran amenaza para los medios. Lo que parece que triunfa en Internet es el periodismo selectivo o ideológico como The Guardian (centro izquierda), o el Huffinton Post, que ya tiene más de 4 millones de usuarios en EEUU, y que recoge a un elenco de periodistas analistas que escudriñan la realidad. "A medida que la calidad del periodismo parece más errática [debido a los agregadores de noticias], el efecto de las historias bien trabajadas (escudriñadas) es vital".

Buenas noticias para la prensa. Ahora bien, eso ¿se paga? The Economist dice que los modelos de pago que están triunfando consisten en dejar abiertos los contenidos más populares (actrices, farándula, deportes) y cobrar por los más oscuros e impopulares. ¿Cómo? Se refiere la revista a que una persona que está interesada en una ley local sobre los planes de pensiones en Philadelphia pagará por eso porque es vital para esa persona. Porque sólo encontrará esa información tan espesa en ese periódico y en ese sitio. La farándula circulará siempre en uno u otro periódico, con lo cual no vale la pena cerrarla al público. "El deseo de pagar por un contenido es indirectamente proporcional al tamaño potencial de tu mercado".

Luego, habla de los lectores electrónicos que, en contra de lo que se pensaba, no atrapan la atención de los más jóvenes que prefieren los iPhone sino de la generación baby boom, es decir los de más de 40-50 años, que siguen leyendo sus periódicos y revistas como The New Yorker, The Reader's Digest o Newsweek en esos dispositivos.

En fin, un artículo de tres páginas que demuestra que el buen periodismo tiene salvación, que se puede aprovechar internet para cobrar, y que, de un día para otro, internet puede dar la oportunidad a un grupo de periodistas aventureros y con imaginación a ganarse de nuevo su sueldo.

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