jueves, 23 de diciembre de 2010

Así consiguió El País la exclusiva de WikiLeaks

Como muchos periodistas envidiosos, me andaba preguntando yo qué había hecho El País para conseguir la exclusiva de WikiLeaks.

Este diario español publica desde finales de noviembre de este año los papeles confidenciales que filtra esta organización de hackers-periodistas. Es el único diario español que lo hace. Los cables, videos y documentos filtrados por Wikileaks son joyas que a los periodistas nos gustaría tener una vez al año.

El director de El País, Javier Moreno, no quiso confesar cómo se gestó todo, a pesar de que el domingo pasado escribió sobre ello en su periódico, tanto en la versión digital como la de papel.

Dice allí que un viernes por la tarde del mes de noviembre, recibió una llamada de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, donde le proponía un encuentro. Pero Moreno en ningún momento dice cuándo comenzó esta labor de contactos y cómo.

Muy sencillo. Fue en verano de este año.

Por partes. En abril, Wikileaks saltó a la palestra mundial porque filtró un espectacular video donde dos helicópteros norteamericanos Apache disparan y matan a un grupo de hombres en Bagdad, entre ellos a un fotógrafo de Reuters y a su chófer-ayudante.

El 25 de julio, WikiLeaks permitió que tres medios mundiales publicaran papeles del Pentágono en la guerra de Afganistán. Eran The New York Times, The Guardian y Der Spiegel.

Esto despertó el interés de El País por ser el primer medio en castellano en publicar exclusivas de Wikileaks. Se puso en contacto con los representantes de Der Spiegel en España, y estas personas se pusieron en contacto con la central del semanario en Hamburgo. Fue a través de estas gestiones como El País consiguió contactar a Wikileaks. Según fuentes de Der Spiegel, eso sucedió en verano, antes de agosto. Es de presumir que el mismo mes de julio.

No fueron los únicos medios españoles en solicitar las exclusivas. Otro medio, lainformacion.com también lo intentó, pero como es lógico, WikiLeaks quería el mayor medio de cada país, o por lo menos que estuviera entre los tres principales.

La organización Wikileaks deseaba la máxima repercusión, tanto en España como en países hispanohablantes.

Tan sencillo, tan eficiente. Esa fue la historia de cómo El País logró tomar parte en las mayores filtraciones de documentos de la humanidad.

domingo, 19 de diciembre de 2010

WikiLeaks nos ha enseñado más relaciones internacionales que todas las clases de la Facultad

Lo que más me ha gustado de las filtraciones de los cables de las embajadas norteamericanas en el mundo, es que el mundo ha conocido cómo funciona la diplomacia internacional.
Hemos aprendido más de relaciones internacionales, que todos los libros que nos enchufábamos en clase.
¿No es delicioso comprobar cómo presiona EEUU a la justicia española? ¿Cómo intenta bloquear un supercontrato de una empresa española en el canal de Panamá'
Pero hay más cosas que tenemos que agradecer. Por ejemplo, al ser la mayor potencia del globo, sus embajadas están repartidas en todo el planeta y nos sirven para tener las pruebas de cosas que habíamos escuchado por ahí.
Hace tiempo, un empresario español que operaba en Marruecos me comentó que allí la corrupción de los funcionarios era descarada.
Yo le dije que quería hacer un reportaje pero él se negó a participar porque podía arruinar sus negocios allí. Prefería pagar comisiones que perder el negocio. Por eso me encantó ese cable de la embajada donde revela que los funcionarios marroquíes son corruptos y que piden comisiones.
Lo mismo le pasa a los funcionarios de República Dominicana que piden mordidas de todas las operaciones con empresas, con lo cual imagino que muchas empresas españolas habrán tenido que pagar a los corruptos.

Según el derecho internacional, eso está prohibido. Los países occidentales firmaron un acuerdo hace años por el cual no podían hacer esos trapicheos ni ocultarlos en sus balances. Las mordidas son una forma de mantener con vida a los corruptos y hay que eliminarlas. Pero las empresas deben sobrevivir. Son miles de puestos de trabajo.

Supongo que el gobierno de EEUU se ha sentido muy consternado con la publicación de estos cables (por ahora ha salido el 1% de los 250.000 aunque según El País, el 95% de los cables no tiene mucho interés). La revelación es un hecho tan bochornoso como si publicaran todos nuestros correos electrónicos, y en ellos se supiera lo que pensamos de nuestros amigos, novias, padres, hermanos...
A nadie le gusta eso.

Pero, si se publicasen los cables de las embajadas de España, ¿qué nos encontraríamos? Maniobras para presionar a Chávez, otras para presionar a Castro, defensa de los intereses de nuestras empresas en Bolivia, en fin, comprobaríamos que la diplomacia es la forma de continuar la guerra sin hacer disparos.

Los cables de WikiLeaks son la prueba del algodón de lo que la prensa de cada país sospechaba sobre su gobierno y sobre los gobiernos extranjeros.
Y la ventaja es que están ahí.

¿Servirán esos cables para que los marroquíes y los dominicanos sean menos corruptos ahora que todos lo sabemos con las pruebas en la mano?
¿Servirán para que Chávez deje de proteger descaradamente a etarras o a albergar a espías cubanos?
Creo que esos gobiernos seguirán haciendo su política, pero tendrán más cuidado porque está demostrado que todo se filtra. Ninguno de ellos podrá confiar en que su diplomacia se queda en los cajones.
Gracias Wikileaks.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Cuando el periodismo científico parece una novela de intriga o de aventuras

Hace unas semanas, me invitaron a dar las dos sesiones inaugurales del Master de Periodismo de El Mundo. Expliqué a los alumnos la necesidad de usar todos los recursos literarios para captar la atención del lector en el primer párrafo.

Yo me refería a empezar con intriga, con suspense, con interés, paradoja, contradicción e incluso, empezar un artículo como si se tratara de una novela de Frederic Forsyth

Entonces, un alumno levantó la mano y dijo. "Bueno, eso quizá sirva para algunos géneros, pero cuando hay que ser serios como en el periodismo científico, ¿hay que usar también esos trucos literarios?". Él lo ponía en duda.

Y cuando el alumno se sentó, saqué de mi mochila un ejemplar de una revista científica. Se trataba de Investigación y Ciencia, que es la versión española de la revista norteamericana Scientific American.

Para entendernos, no es una revista para novatos, ni para personas que quieran asomarse a la ciencia. Es una revista para expertos, para gente con bastante conocimiento de medicina, astrofísica o antropología. Una revista para científicos.

Y entonces me puse a leer por azar los primeros párrafos que encontré, no sin antes mencionar en voz alta el nombre del autor y el título del artículo. Por ejemplo, John Elefteriades, escribía un artículo titulado "Cuando el aneurisma se complica", y empezaba así:

"Me disponía a disfrutar del primer sábado radiante de primavera cuando recibí la llamada de Lawrence Cohen, cardiólogo y compañero de la Universidad de Yale. Parecía aterrado. "Necesito tu ayuda, John. En el servicio de Urgencias. Ven enseguida. Se está muriendo, John. La estoy viendo morir".

Pasé unas páginas, y leí lo siguiente en un artículo de Glenn Starkman y Dominik Schwarz titulado "Disonancia cósmica":
"Imaginemos una orquesta de tamaño prodigioso que llevara tocando sin parar 14.000 millones de años. E imaginemos que la primera impresión que nos produjese fuera de armonía, pero que, al prestar más atención, percibiésemos que la tuba y el contrabajo interpretaban una partitura diferente.
Eso mismo sucede cuando se 'presta oído' a la música del universo, el fondo cósmico de microondas..."

Había más artículos. Por ejemplo, este titulado "Orígenes de la complejidad animal" escrito por David Bottjer. Dice así:
"En ese camión va un bilateral", me dijo Jun-Yuan Chen, mientras el vehículo desaparecía en un recodo de la carretera. Con Chen, paleontólogo de la Academia China de las Cuencias en Nanjing, y Stephen Q. Dornbos, por entonces de la Universidad de California del Sur, acababa de recolectar un cargamento de rocas negras en un yacimiento de 580 a 600 millones de años de antigüedad, de la provincia china de Guizhou. Chen estaba seguro de que contenían algo importante".

Cosmos, paleontología, medicina... Los artículos están cuidados con esmero para que un médico entienda la pieza de paleontología, y un paleontólogo, comprenda uno de astrofísica. Porque todos no sabemos de todo, pero tenemos una curiosidad cósmica, el sentimiento fáustico que nos impulsa a saber un poco de todo.

Los artículos luego se sumergen en explicaciones más complejas, y aunque muchos párrafos profundizan tanto que a los legos les resultan difíciles de asimilar, en conjunto, uno saca una idea bastante acertada de su contenido.

No sé si los editores de Scientific American recogen los artículos, los cocinan, les dan ese toque y luego los envían a imprimir. Puede ser. Es una característica del periodismo americano editar los artículos para que se entiendan, provengan de científicos, de políticos o de quien sea.

Lo importante es que detrás de ello, hay un esfuerzo singular por ser claros, por llegar a un público mayor, pero sobre todo, por informar o formar con entretenimiento. Si se puede hacer eso con cuestiones científicas de altura, ¿quién ha dicho que no se pueda hacer con cuestiones jurídicas o económicas?

(Los artículos pertenecen al número de octubre de 2005 de Investigación y Ciencia)