Si una palabra tiene más de cuatro sílabas, bórrala o escribe una más corta. Las peores columnas de opinión son las que usan palabras de cuatro, cinco, seis y más sílabas.
Eso es como poner piedras en el camino de Usaín Bolt, el corredor más veloz del mundo, pues tendrá que bajar su ritmo para llegar a la meta. Y llegará más tarde. No batirá records. Será igual que los demás. Tu columna de opinión será igual que las demás.
Nadie se da cuenta del tamaño de las palabras que escoge cuando escribe columnas, noticias o blogs. Nadie. Pero la fórmula es tan cierta como las leyes de Newton. Menos palabras, quiere decir más datos en el mismo espacio. Además, el lector, sin darse cuenta, sentirá que lee más rápido, que llega antes al final.
Estamos en la era de las prisas de modo que si no haces perder tiempo al lector, él te seguirá como a un gurú indio. Claro, además tienes que ser ameno, ofrecer sorpresas, razonar con fuerza, aportar datos nuevos...
Por cierto, ¿te has dado cuenta de que no he usado ninguna palabra de más de tres sílabas en esta pieza? En ningún momento he entrado en alerta roja.
¿Cómo lograr eso? Es una cuestión óptica, no métrica. Siempre que veo una palabra con muchas letras, ya la pongo al margen, o la suprimo, o busco otra más corta. Y luego hago un repaso final, y cuando veo una un poco más larga, uso la métrica para ver si he fallado.
¿Siempre sigo esta regla? No. Quiero decir, si leéis cualquier texto mío, veréis que hay palabras de cuatro sílabas e incluso de más sílabas. Pero siempre procuro que su presencia sea mínima. Reducir su número. Quitar esas piedras. No está mal que queden algunas, pero por favor, que Usaín Bolt corra sin tropiezos.
En inglés eso es mucho más fácil porque es una lengua que se mueve con monosílabos y bisílabos. Incluso la inmensa mayoría de los apellidos ingleses no pasan de dos sílabas. Qué gozada.
Y ahora ejemplos de textos españoles llenos de piedras:
Mirad estos párrafos lleno cuatrisílabas y pentasílabas.
"No hay asunto complejo que tenga una solución simple. Y hoy, casi todos los problemas importantes acumulan tal nivel de complicación que en su resolución hace falta la colaboración activa de varios agentes sociales, porque nadie puede resolverlos por sí solo. Ningún gobierno, ningún país o ningún partido puede hacer frente en solitario al cambio climático, a la lucha contra el hambre mundial o a las consecuencias de la crisis financiera internacional, por citar tres de los asuntos que se han tratado esta semana en la reunión de la ONU y en la posterior del G-20".
"La magnitud y características de las dificultades que están condicionando de forma decisiva nuestro devenir cotidiano están fuera del alcance resolutivo, incluso, de las grandes superpotencias mundiales, haciendo inexcusable la búsqueda de espacios de cooperación para aunar esfuerzos, compromisos y medidas colectivas, aunque se apliquen luego de manera individual. La gobernanza democrática de cuestiones de tal complejidad global deja obsoletos antiguos debates en torno a los liderazgos internacionales. Así lo ha reconocido Obama al subrayar la necesidad de una responsabilidad compartida, como traslación internacional de su «juntos, podemos».
(No me he metido con las repeticiones ni los cultismos)
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