lunes, 14 de septiembre de 2009

Cuando se implante la moda de los micropagos, muchos periodistas sabrán lo que valen de verdad

Toda la vida escribiendo artículos sobre ciencia, toda la existencia tecleando columnas de opinión, minuto a minuto entregado a la difícil maniobra de captar la atención de los lectores con brillantes reportajes, para toparse un día con la espantosa realidad: chaval, no te lee ni tu abuela.

Esa va a ser la gran prueba del algodón que vendrá el día en que se implanten los micropagos. Los medios digitales ya están hartos del gratis total y quieren cobrar por sus contenidos: pero para no asustar a los internautas, el golpe se hará poco a poco, en forma de micropagos. Si le interesa leer los artículos de este señor, abone unos céntimos, sólo unos céntimos.

Ah, sólo entonces sabremos lo que valemos. Sabremos cuánto valen los columnistas, los reporteros, los editorialistas, los informadores... Nos enfrentaremos a la realidad desgarrada.

Quién sabe: a lo mejor los más leídos serán los periodistas que se pasan el día metiendo la programación de TV o la cartelera de cine. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios.

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