Hoy he leído este artículo en El País, que expone lo mismo: los idiomas ya no son una barrera. Ni para los periodistas, ni para las empresas.
Vale la pena guardarlo.
La conclusión es que dentro de unos años, muy pocos años, las herramientas de traducción serán tan populares que no hará falta irse a una academia a sufrir. Todos podremos comunicarnos con los habitantes de cualquier parte del planeta por mail, o incluso personalmente, sin necesidad de invertir tanto tiempo en un idioma desconocido.
Cuenta el caso de un chico que tiene una web que recoge experiencias de viajes, y a la que se apuntan gente de todos los países. El autor, un catalán de Girona, reconoce que usa el traductor de Google para verter los textos en ruso o en cualquier otro idioma, al español. Y que se comunica fácilmente gracias a esta herramienta.
Se llama Jordi Ramot y su web se denomina Wikiloc:
"En el mundo real, Ramot se entiende en cinco idiomas, una nadería en el ciberespacio. "Paso el traductor de Google para escribir en griego, ruso, polaco, sueco... Me llega un e-mail en ruso, lo traduzco online, escribo mi respuesta en español o inglés, lo vuelvo a traducir al ruso y lo envío. Funciona muy bien. Cuando me responden dando las gracias en ruso me pregunto si saben que yo estoy en Girona y no en Moscú".
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