martes, 10 de noviembre de 2009

La destrucción creativa de las frases

El idioma español es como los Legos: puedes deconstruirlo, poner detrás la pieza de delante, pasar el verbo al final o al principio, comenzar al revés o al derecho.

Esa virtud unida a ciertos trucos nos permite dar pimienta a cualquier texto. Por ejemplo:
"La escritora Luisa Pérez presentó un libro donde narra la desdicha de un grupo de soldados abandonados a su suerte y que deciden volver a su base atravesando un campo lleno de bombas, minas y bajo el fuego enemigo".

Tenemos sujeto, verbo, complemento y frase de relativo. Así muy ordenadito. ¿Pero qué tal si metemos todo eso en una coctelera, lo agitamos y lo reconstruimos del revés?
Mirad:

"Bajo el fuego enemigo, un grupo de soldados decide volver a su base atravesando un campo lleno de bombas y minas. Están abandonados a su suerte. Esa es la desdicha que narra en un libro la escritora Luisa Pérez".

La ventaja de poner la ultima frase, y el complemento al principio, es que ahí es donde está la acción: "bajo el fuego enemigo".
O bien:

"El criminal fue detenido por la policía a las tres de la tarde. Había asesinado con un cuchillo a tres personas en una plaza".

Ahora lo agitamos y...

"Había asesinado a tres personas en una plaza. Usó un cuchillo. A las tres de la tarde, la policía detuvo al criminal".

La ventaja de poner los verbos por delante es que agitan la acción desde el principio. "Había asesinado..."

Eso se llama inversión o anteposición. Es una destrucción creativa.
No se debe abusar de este estilo porque parecerá un recital poético. Un párrafo debe contener frases sintácticamente correctas, y otras que sean alteradas.

2 comentarios:

isabel dijo...

También depende de quién sea el sujeto, en algunos casos por mucho que agites el sujeto se mantiene flotando sobre el complemento y el verbo.

Anónimo dijo...

Y si luego insistes y sigues agitando al sujeto, te vomita encima...