jueves, 9 de abril de 2009

Internet es como entrar en un bar de pintxos

¿Han estado alguna vez en San Sebastián? ¿En un bar donostiarra? La barra está llena de pintxos y uno no sabe dónde dirigir la mirada porque todo es apetitoso. Nada de pedir un menú. Hay que picar, probar un poco de todo porque esa belleza pictórica hay que disfrutarla con el paladar: muchos pinchos en poco tiempo. Sin perderse ni uno.
Es el mejor símil para comprender internet y su dinámica. Es una barra larguísima llena de pintxos que no son otra cosa que portales, blogs, microblogs, comunidades virtuales... Pero uno no tiene todo el día y debe probar muchas cosas. Y cada día aparecen nuevas que desconocíamos, por más que nos empeñemos en probar y saber de qué va cada pintxo.

Eso crea en el internauta un sentimiendo fáustico, la enfermedad del saber, o querer saber: uno pincha por aquí y por allá, pasa de un blog a otro, de un portal al link de otro... Y por eso creo que las informaciones tienen que ser cortas. Incluso, los análisis deben serlo. Llega la cultura del resumen. Quien resuma mejor, ganará esta partida.

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