martes, 14 de agosto de 2012

Trucos del entrevistador para revelar la personalidad del entrevistado....

Tarde o temprano, todo periodista tiene que entrevistar a un personaje atrabiliario, insoportable, raro o engreído.

Cuando llega la hora de poner eso en un papel (hablamos de periodismo escrito no audiovisual), el entrevistador puede empezar su artículo con un resumen donde diga 'este personaje tiene muy malas pulgas' (lo cual no es muy profesional), o bien darlo a entender de otra forma.

En esta ocasión, este periodista de El Mundo escogió la fórmula de ponerse él mismo en ridículo para mostrar la personalidad 'cabreada' del entrevistado. El periodista emplea los corchetes para reflejar sus emociones. Y usa las preguntas para exponer sus miedos.  Atentos a esos contenidos.

Me he reído mucho. Ejemplar. 

Darío Prieto entrevista a Arturo Pérez-Reverte. Lunes 14 de agosto de 2012.

"Internet es el triunfo de la estupidez"

En un hueco entre los 30.000 volúmenes de su biblioteca, Pérez-Reverte escribe su nuevo libro, un proceso que va contando en novelaenconstruccion.com. ¿Es un suicidio meterse en la guarida de un hombre poco amigo de las tonterías? Veamos.

Pregunta.- ¿Echaría de menos algo si desapareciese el periodismo? 

Respuesta.- Te aseguro que las entrevistas no las echaré de menos. 

P.- ¿Ve ahora mucho capullinski? 

R.- Hay quien viaja y hace cosas que merecen la pena, pero vivimos en un mundo tan artificial y tan falsamente seguro que la gente piensa que puede irse a una guerra y no pasa nada. Y cuando pasa, lloran y tiene que ir el ejército a sacarles. Hay esa tendencia a llamar a mamá, ese eterno ignorar el iceberg del Titanic. 

P.- Es un ídolo de Twitter. 

R.- Quizá me va bien porque no le doy trascendencia. Por eso considero una aberración cuando sacan titulares de mis tuits. Igual que es imposible meter una novela en Twitter. 

P.- Todavía se recuerda su lío con Moratinos. 

R.- Recibo palos y aplausos. Es muy divertido: ese cruce de trolls, amigos, bronca y del bobo que no entiende nada está muy bien para un rato. Pero Twitter no es un lugar para vivir permanentemente. 

P.- ¿Qué le parecen los vídeos de gatitos en internet? 

R.- Me da igual que se busquen gatitos o perritos. También me gustan los perros. Lo que pasa es que internet es el triunfo de la estupidez. Su problema es que no discrimina y, al lado de un pensamiento de Eco o Vargas Llosa te encuentras una tontería de un analfabeto que compite en espacio con ellos. Ojo: no estoy despreciando internet; sólo digo que he intentado que no me haga falta. 

P.- Hablemos de la virilidad en su obra, del arrojo de Alatriste y... 

R.- Perdona: ¿Me estás definiendo Alatriste así? 

P.- Errr... No, es sólo una parte... 

R.- ¿Y los Episodios nacionales de Galdós? ¿Y La isla del tesoro? 

P.- [Voz temblorosa] Yo m-me refería al estereotipo de literatura viril. 

R.- No te entiendo. Ponme un ejemplo de literatura viril. 

P.- [Sudores] El club de la lucha. 

R.- No lo he leído. Otro. 

P.- [Más sudores] Errr... El Arthur Gordon Pym de Poe. 

R.- ¿Me estás diciendo que alguien afirma que Alatriste es literatura aguerrida? Eso es que no lo ha leído. 
No sé dónde quieres llegar. 

P.- [Risa nerviosa] Yo sólo q... 

R.- Alatriste es el libro más amargo, antipatriota y antimilitar que se ha hecho nunca sobre un personaje de la historia de España. ¿Dirías que La Iliada es un libro viril? 

P.- [Soltando un gallo, con voz aflautada] No. 

R.- Pues posiblemente sea el más viril de la historia de la literatura. Creo que te has metido en un jardín. 

P.- [Aclarando la voz] ¿Dónde íbamos? Ah, sí: circula por ahí un texto suyo de 1998 vaticinando la crisis.

(Sigue mucho más...) 


domingo, 8 de julio de 2012

No desesperen: hay salida para los periodistas pero no por la puerta que ellos piensan

Muchos estudiantes de periodismo me preguntan qué salidas hay para la profesión. No hay trabajo para todos. No lo hay para los que se sacaron el título hace años, lustros, décadas. Cada año salen unos 6.ooo licenciados de las facultades de periodismo y comunicación. Tampoco hay trabajo para ellos.

Pero la profesión no está paralizada. Se están creando nuevos puestos de trabajo. El problema es que en las universidades se sigue enseñando un tipo de periodismo antiguo. ¿A qué me refiero? Voy a poner varios ejemplos.

domingo, 26 de febrero de 2012

Destapa tus prejuicios y luego busca la verdad


Hace un par de días, el grupo Intereconomía reveló un video donde alguien agredía a sus cámaras mientras realizaban una entrevista en vivo en Valencia. Les desconectaron incluso los micrófonos, según decía la locutora en Madrid.

Los reporteros de esa cadena que estaban en Valencia denunciaron haber sufrido una agresión y hasta patadas.De hecho, en un momento se ve que alguien que merodea al fondo de la imagen, sale corriendo hacia la cámara y entonces la imagen de pierde.

Poco después, alguien dijo en internet que todo aquello era un montaje de la cadena. Y para probarlo, subió un video antiguo de la misma cadena donde se veía de nuevo al supuesto agresor pero en otra ocasión más antigua.
Según esta versión, se trataba de un actor contratado por la cadena para simular un ataque.

Mucha gente no esperó la versión de la cadena, y aprovechó esta versión para lanzar por las redes sociales que Intereconomía estaba manipulando la información.
La cadena por fin respondió: esa persona, que efectivamente salía en dos videos diferentes al fondo de la imagen, no era un actor sino una persona del equipo técnico que siempre les acompaña, y que en este caso salió a socorrer a sus compañeros. No era el agresor, sino una persona que al ver la agresión, salió en socorro de sus compañeros.

Supongo que la versión de Intereconomía es la correcta (al menos esta vez), porque las imágenes son bastante elocuentes. No me voy a parar a discutir eso.
Lo que me interesa comentar es cómo los prejuicios pueden deformar la realidad.
Esta vez la víctima puede haber sido Intereconomía, pero en otras ocasiones puede ser Público, El País, El Mundo o cualquier medio.

Lo que quiero demostrar es que cuando no somos capaces de apagar el fuego de nuestros prejuicios, acabamos creando una realidad inventada.
La gente de izquierdas siempre apoyará a sus medios, y verá en los otros, unos 'enemigos'. La gente de derechas hará lo mismo con los suyos.
No solo nos pasa a los ciudadanos de a pie, sino a todo el mundo, y será así siempre.

En un libro de filosofía leí lo siguiente. "Ningún ser humano se limita exclusivamente a hacer uso del pensamiento racional y de la observación", decía W. K. Guthrie en su "Historia de la Filosofía" (Tomo I sobre los presocráticos). Hablaba de 'presuposiciones inconscientes' para relatar cómo los primeros filósofos griegos, a pesar de su empeño en buscar explicaciones racionales a la naturaleza y a la causa de todo, no podían desprenderse de los prejuicios de su tiempo y por ello achacaban el movimiento o la primera causa a elementos como el aire, el fuego, el agua, o lo que fuera.

¿Por qué? Porque todos somos víctimas de los prejuicios de nuestro tiempo. No podemos desprendernos de ellos para entender el mundo.Esta actitud no solo moldea nuestros conceptos sino también nuestro lenguaje.

Me vino a la mente uno de los filósofos que más se ha ocupado de entender la interpretación que damos a los acontecimientos. Es Hans Georg Gadamer. En "Verdad y Método" dice, rizando el rizo, que "no son tanto nuestros juicios sino nuestros prejuicios los que constituyen nuestro ser". Y pensando como un filósofo que no se queda en la superficie, iba más allá, o más hondo, al decir "Los prejuicios no son necesariamente injustificados ni erróneos, ni distorsionan la verdad".

Los necesitamos porque constituyen nuestra primera aproximación a la experiencia. Ya que no nacemos con todo el saber del mundo en nuestro hipotálamo, sino que tenemos que formarnos una imagen del presente con lo que conocemos del pasado. Los prejuicios son "la orientación previa", dice Gadamer, "son anticipos de nuestra apertura al mundo".

Quizá este no es el sitio para hablar de ello, pero no puedo dejar de pensar en la fuerza manipuladora de los prejuicios cuando veo la forma en que "forzamos la realidad".
Creo que los periodistas deberían sentarse a reflexionar cuáles son sus prejuicios, y hacerlo antes de empezar a escribir la primera línea de cualquier artículo.

Estamos constreñidos por nuestros prejuicios de raza, de nacionalidad, de clase social, de cultura, de educación, de tiempo histórico, de padres, de guías, de ejemplos, de películas, de carácter, de información recibida y de miles de cosas más.

Solo cuando razonamos y penetramos en ello, tendremos suficiente conocimiento para reconocer que todo lo que vemos lo estamos viendo 'desde un punto de vista'. El nuestro. ¿Es el mejor? ¿Estamos recreando la realidad? ¿Qué pasa cuando la realidad no se ajusta a nuestros prejuicios? ¿La doblegamos como los casos que he mencionado? ¿O la descubrimos? ¿Cómo encontrar la verdad?

En fin, para pensar un ratito.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Cómo titular bien y atrapar la atención

He dicho varias veces en este blog, que titular es como vestir un buen escaparate. ¿Quieres atrapar  la atención de los paseantes? Tienes que crear una ropa bonita, ponérsela a un maniquí, usar buena iluminación. Y solo queda esperar los resultados.

Pero los periodistas solo hacen las dos primeras etapas: escriben un buen artículo, le pegan fotos y videos, pero se olvidan de la iluminación. Ponen un titular anodino, soso y gris. Con lo cual aquel vestido tan bello se queda a oscuras. Nadie lo ve. Ni Google, ni Facebook ni su hermana menor.

Distinguir un buen titular de uno malo es tan sencillo como distinguir algo que nos atrapa la atención y nos incita a pinchar, de algo por lo que pasan nuestros ojos sin compromiso.

No es fácil titular bien. Es un músculo que responde a los ejercicios continuos, se tonifica y al final es el que sostiene el peso del artículo. ¿Qué peso tiene un buen titular en el grado de éxito de un reportaje? No lo sé. Pero es notable. ¿Más de un 50%?

He aquí algunas variaciones musicales sobre una misma idea: las pensiones. A ver cómo funciona.

Informativo:
-El gobierno sube las pensiones un 3%

La eficacia está en la novedad y el interés para los pensionistas. Funciona solo. Es la típica noticia de última hora.

Pero imaginemos que tenemos más información sobre las pensiones, y queremos llamar la atención de nuestros lectores. ¿Cómo lo haríamos?

Práctico:
-Tu pensión: así quedará tras la subida aprobada por el gobierno

Práctico que desata la codicia:
-¿Qué hacer para obtener la pensión más alta de España?

Amenazador:
-Los cinco tipos de pensionistas que llegarán tarde a su jubilación
(Supongamos que la subida solo afecta a las pensiones más bajas, y además se dificultan los plazos)

Gran público:
-Si tienes menos de 30 años y no piensas en tu pensión, luego no te quejes
(Con este, introducimos un factor de riesgo a los jóvenes, y ampliamos lectores)

Intrigante:
-La fórmula secreta de las pensiones

Histórico:
-De Sócrates a nuestros abuelos: historia de las pensiones

Humorístico:
-Lo que nunca le dijeron a Tío Gilito sobre su pensión

Juegos de acrónimos:
-PPP: las Peores Pensiones del País

Conspiranoico:
-La verdad oculta de las pensiones que acaba de aprobar el gobierno

Juegos de palabras:
-Pensiones, desilusiones, y confusiones

Curioso y llamativo:
-El poltergeist de las pensiones
(La entradilla tiene que justificar estos titulares extraños. Se corre el riesgo de desilusionar al lector)


¿Cómo no hay que hacerlo?

Supongamos que se reúne el consejo de ministros, pero no aprueba grandes novedades. 
Esta es la peor forma de comunicarlo:

-Pensiones: 'sin novedad en el frente'.
(Una película que se usa para cualquier cosa: carece de eficacia)

-Pensiones: todo sigue igual 
(Pues me huelo que me da igual leer esta noticia que otra) 

-El gobierno pasa de largo por las pensiones  
(Nosotros también al leer ese titular)

-Campoy no está de acuerdo con la política de pensiones
(¿Y quién es Campoy?)

Preguntémonos: ¿cómo hay que hacerlo cuando no hay grandes noticias?

-El gobierno mete las pensiones en el congelador y cierra la nevera
(Es muy metafórico y siempre funciona)

-¿Pensiones? ¿Qué es eso?
(Es un titular irónico que editorializa el hecho de que el gobierno no se ha tomado la molestia de legislar sobre las pensiones)

-Pensiones rima con olvido
(Es un título chocante y tramposo, pero llama la atención por eso)

En resumen, se trata de llamar la atención sobre una noticia. Atrapar. No de escandalizar. Los lectores siempre comparan esa invitación a ver un escaparate, con el contenido. Y si a pesar de la luz, la ropa es fea, al final no volverán a esa tienda.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Técnica del obituario: cómo escribir sin parecer más importante que el muerto

No recuerdo la primera vez que escribí un obituario. Recuerdo uno de los primeros. Fue sobre Armand Hammer. El millonario americano de 92 años había fallecido a finales de 1990. Yo estaba en la sección de Economía de El Mundo y se requería alguien que contara la vida de este hombre.

Hammer era un tipo particular. Se había hecho famoso por comerciar con la Unión Soviética. Era el yanqui preferido de los comunistas. Había tenido una existencia basada en comprar y vender, en invertir con olfato. Era dueño de Occidental Petroleum, una empresa petrolífera que le hizo multimillonario.

Así que, después de investigar (supongo que de encontrar recortes de papel y consultar enciclopedias porque no existía internet) escribí el obituario.

¿Hay una técnica?
Creo que sí. Hay que transmitir la vida de una persona, sus logros, sus hazañas, sus tropiezos, fracasos, miseria, amores... Y la era en la que vivió.
En el caso de Hammer, se me ocurrió comenzar con un largo párrafo. Era la enumeración de los acontecimientos históricos que le tocó vivir. Eran tantos, que eso daba la idea de su longevidad.

Desde entonces, creo que lo único que debe brillar en un obituario es el estilo. El estilo debe hacer brillar el obituario.

¿Por qué me empeño en decir esto?
Porque los obituarios escritos por personas que conocieron estrechamente al fallecido, corren el riesgo de convertirse en 'Mirad qué importante soy yo, pues conocí al fiambre'.

He visto muchos obituarios donde lo único que se pretendía hacer brillar eran las emociones del escritor, del reportero, del autor del obituario. El fallecido quedaba en segundo término.

En este caso, recomiendo a las personas que van a escribir un obituario, que sean extremadamente secas, casi frías... Así el lector recibe la impresión de que le están contando la vida de una persona, desde un punto de vista honestamente verdadero.

Estoy hablando de escribir un obituario, no de un 'in memoriam'. Eso es otra cosa. Si nos piden un recuerdo de alguien a quien conocimos estrechamente, no hay más remedio que mezclar emociones personales con trazos de la vida de la persona que se fue. Así lo hicimos un montón de amigos de Julio Anguita Parrado, fallecido en la guerra de Irak.

Pero cuando se habla de llenar la columna del obituario de un periódico, lo peor que puede pasar es que esté escrita por alguien que le conoció de forma cercana.

Si le odió, hará un artículo vengativo. Si le amó, entonces será un panegírico. Y si le conoció más o menos, entonces, hay muchas probabilidades de que intente sobresalir, hacerse la importante ('recuerdo cuando tomé café con él, y me confesó: Juan, soy infeliz').

Os dejo aquel obituario que escribí de Armand Hamer.




sábado, 12 de noviembre de 2011

Por qué es tan importante titular bien en internet (incluso más importante que en el papel)

Me la paso todo el día pensando en cómo titular, o mejorar titulares. Veo los medios, comparo, elijo, aprendo, imito...
¿Por qué son tan importantes los titulares?


Porque ahora son más importantes que nunca.

Lo explico.
Antes de Internet, los lectores de periódicos compraban un pack sin mirarlo. Ese pack eran 80 páginas llenas de noticias. Los lectores fieles se pasaban por el kiosco, pedían La Vanguardia, El País o El Mundo, y se ponían a leerlo porque era su periódico. O los recibían en su casa por suscripción como el excelente servicio de ABC.

Eso suponía el 70% de los lectores del periódico. Luego, estaban las promociones de regalo que se hacían en hoteles, universidades, o instituciones, y la gente que pasaba por ahí lo leía gratis. Era el lector-degustación. Como en el supermercado o en los estancos. A lo mejor se aficionaban a este queso o este cigarrillo con sabor a vainilla. Era el 25% adicional.

Y luego, había un 5% (digo yo), que pasaban por delante del kiosco y se enamoraban de una portada: un titular, una imagen, un diseño. Pero eso era todo lo que podían encontrarse.
La portada.

Es decir, cinco, seis a lo sumo diez noticias. Los directores podían ser más o menos ingeniosos titulando pero, a veces, la noticia más leída no estaba en la portada: Ni la mejor titulada ni aparecía en la primera página; y la más atrayente estaba por ahí perdida. Pero no había forma de medirlo.

Internet ha cambiado todo eso.

Cómo se lee un periódico en internet


Hasta ahora pensábamos que era parecido a uno de papel. Abrías una página web y te encontrabas lo que se llama el primer pantallazo. Unas cuantas noticias que cabían en la cuadrícula de tu PC. La diferencia estribaba en que luego movías el ratón hacia abajo e iba a apareciendo el resto del periódico digital.


Ya eso era un gran cambio porque en la portada de un digital aparecen 30, 40, 50... noticias. No lo he calculado. Pero desde luego, es una portada mucho más amplia, larga y versátil que la de papel. Y encima, va cambiando a lo largo del día de modo que en realidad, en esa portada pueden haber salido cien noticias en 24 horas.

Pues ni eso ya vale.
Ahora, mucha gente no lee los digitales desde sus portadas. No entra cada mañana en ellos. Ni siquiera es inmenso el número de lectores que cae por casualidad en los digitales a través del buscador Google.
Ahora leen las noticias en las redes sociales.

Esa es la razón por la que los periódicos digitales meten sus noticias en Facebook o Twitter, y alimentan esas redes sociales con titulares.

Y ahora viene lo bueno: las personas que están en las redes sociales, leen un titular. Eso no quiere decir que lean la noticia, es decir, que pinchen en ella. Solo leen el titular.

¿Es que hay alguna diferencia entre eso y los periódicos de papel que se compran en el kiosco?
Ya lo creo. El comprador del periódico de papel se llevaba el bulto de 80 páginas, llenas de titulares e historias. Pero ya había pagado un euro con veinte céntimos por ello. Y los anunciantes ya habían puesto sus páginas de publicidad.
Pero un periódico digital empieza a ingresar dinero solo cuando el lector pincha en una noticia. repito, hasta que el lector no haga clic, allí no se ve un céntimo de euro.

Pero, ¿es que pincha el lector? No. En muchos casos, ve en su muro  o en su time line, una tira de titulares de periódicos digitales con sus correspondientes enlaces, pero con leer el titular le basta. Solo una pequeña cantidad pincha en el titular y 'entra' en el periódico. Y si le gusta, la recomienda a sus amigos.

¿Qué significa todo eso?
Que los medios digitales ahora venden trozos sueltos de periódicos. No vendemos un pack de 80 páginas 'te guste o no', sino un diario por trocitos. Igual que iTunes. No tienes que comprar el LP sino solo la canción que te interesa.

Pero os recuerdo que hasta que el lector pinche en esa noticia trabajada, escrita y publicada por el medio on line, no se ve un euro.

Lo curioso es que una noticia puede convertirse en una bomba y darte decenas de miles de visitas al día. Una sola noticia. Y la mayoría de los que han leído esa noticia no ha entrado en la portada, o ha navegado en tu periódico digital. Ha sido un éxito gracias a miles de recomendaciones y de enlaces, lo que se llama referrals. Un 1% de tu contenido, te ha dado el 50% de las visitas. Oh, vaya.

¿Lección? Tenemos que escribir buenos titulares porque si no, el lector nunca pinchará. Si el titular es anodino o no provoca intriga, interés o información necesaria, la labor es inútil.
Eso nos convierte a los periodistas en exhibicionistas. Tenemos que exhibir titulares para llamar la atención. Para que el lector pinche.

Y hay que hacerlo sin desilusionarlo porque si 'calentamos' los titulares, el lector pensará que somos sensacionalistas y acabará baneándonos, apartándonos. Lo mismo pasará si le aburrimos.

Nuestros titulares son como los escaparates de las tiendas de ropa. O ponemos modelos atractivos que inciten a entrar (comprar), o el cliente pasará de largo.Y suele suceder que cuando un lector encuentra una noticia atractiva, la tuitea o la comparte en sus redes sociales, y luego puede saltar de red en red hasta convertirse en un fenómeno social.

Pero para lograrlo, hay que hacer bien el primer paso. Fabricar un buen titular. Exhibir bien los contenidos. En eso nos ha convertido internet: en exhibicionistas.




domingo, 23 de octubre de 2011

Un experto de Google afirma que las tabletas impulsarán el periodismo digital

¿Se lee en un ordenador igual que en una tableta? El economista jefe de Google, Hal Varian, piensa que ambos aparatos producen emociones diferentes. Cuando manejamos un PC o un portátil tenemos la sensación de estar trabajando. Una tableta produce una emoción más placentera, de disfrute. Son cosas que dejamos entrar en el hogar como las revistas, los periódicos o la Televisión, dice. Se relacionan con el ocio y el tiempo libre.

Son algunas de las opiniones que Hal Varian ha mostrado en una entrevista en El País. Destaca este experto otras diferencia entre los medios de papel y digitales.

"En EE UU el lector medio de un periódico en papel invierte hasta 20 minutos en leerlo cada día. El lector de prensa digital invierte dos minutos. Así que si lograras que el lector digital también estuviera 20 minutos... sería fantástico, la clave".

La clave para lograrlo serán las tabletas y los móviles, dice Varian."Con dispositivos como las tabletas, la gente empezará a pasar más tiempo en los medios digitales". No duda de que el dispositivo del futuro serán las tabletas.

Mi pregunta es, ¿de qué tamaño? Lo digo porque no sé si un móvil como el Samsung Galaxy IIS, con pantalla de 4,3 pulgadas es muy pequeño para ser una tableta, pero se lee bastante bien en su generosa ventana. O el Note de la misma marca, con pantalla de 5,3 pulgadas se acerca a una tableta. El Galaxy Tab de la misma marca tiene 7 pulgadas.El iPad tiene 9,5.

Sea móvil o tableta, las nuevas pantallas, al ser más grandes, permiten una lectura más cómoda que antes. De modo que los periodistas estaremos escribiendo para estos aparatos (ya lo estamos haciendo) en el próximo futuro, quiero decir, de forma casi exclusiva.

Y otra pregunta: ¿requiere eso un lenguaje nuevo? ¿Se recupera con ello el género del reportaje?

Varian da su opinión. "Creo que las nuevas tecnologías como las tabletas, por ejemplo el iPad, van a revolucionar los medios, porque van a permitir combinar texto con vídeo y voz, y por ejemplo esta entrevista, el lector podría leerla y verla".

¿Habéis visto lo que escribí hace unos meses precisamente sobre eso? Decía que las buenas historias se volverán a contar a lo grande con iPads. Y si pincháis en The Atavist veréis que allí no solo se leen sino de escuchan.

Por eso, estoy de acuerdo cuando Varian dice: "Es el momento de explorar, de ser el primero en crear la mejor experiencia en la tableta". Y para explicar cómo será, añade: "Acabará en un modelo mezclado. Porque el vídeo es muy importante para una conexión emocional, pero el texto y las palabras son básicas para el análisis. Con los terminales móviles o las tabletas puedes juntar emociones y razones, y esto marca la diferencia".