martes, 26 de mayo de 2009

¿Por qué The Wall Street Journal nos atrapa? Por sus primeros párrafos

Fórmula mágica: tome un primer párrafo, llénelo con una historia personal, humana, un asunto curioso, un hecho extraño o chocante y ¡listo! Ya tiene usted la historia bien construida.

La prensa económica tiene que lidiar cada día con informes, índices, estudios, abstracciones, términos incomprensibles y muchas cosas más que dificultan la lectura. La única forma de atrapar la atención del lector es empezar siempre con algo ameno, llamativo, curioso, a ser posible, con la historia de alguien.

Miren esto de The Wall Street Journal:

"El 9 de abril de este año, agentes de la aduana de Estados Unidos se toparon con una sorpresa cuando revisaban un tráiler de 18 ruedas que cruzaba la frontera de México y Estados Unidos hacia El Paso, Texas. Escondidas entre componentes y repuestos de autos que serían entregados a fábricas estadounidenses, había más de cuatro toneladas de marihuana". (Reportaje sobre las bandas de narcotraficantes".

O esta sencillez:

"La pequeña casa azul se sostiene sobre un bloque de hormigón y unas tablas de madera. Las paredes externas están frágiles y carcomidas. En la puerta, una notificación municipal advierte: "No apto para la ocupación humana". (sobre las hipotecas subprime en EEUU)

O su forma elegante de titular:

"Las buenas noticias es que no hay malas noticias"

"El lado oscuro del deporte blanco" (sobre la corrupción en el tenis)

"La vida en 140 caracteres está de moda" (sobre Twitter)

"Chile cosecha los frutos de haber ahorrado durante el auge de las materias primas"

Hoy he leído en España buenas y malas informaciones económicas. He leído excelentes reportajes sobre la emisión de deuda (sí, también puede ser apasionante), sobre un videjouego realizado en Japón con el tema de la guerra de Irak, pero también he intentado comprender informaciones sobre el euríbor y sobre el mercado hipotecario que me han terminado por desgastar. Imposible descifrarlas a pesar de que llevo 25 años en esto.

No hace falta hacer poesía con cada artículo, pero lo mínimo que se exige a una información es que sea clara. Y muchos artículos de economía en España no llegan ni a eso. Con razón nadie nos lee.

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