lunes, 8 de febrero de 2010

El Nuevo Periodismo tiene que ver con el arte del tiro con arco


Hay que disparar a todo lo que se mueve. Esa es la imagen del nuevo periodismo, un arquero dispuesto a intervenir en todo momento.

A medida que los medios de comunicación impresos decaigan, se sentirán más inclinados a contratar periodistas independientes. Es decir, a despedir periodistas y a contratar free lances. Lo mismo sucederá con otros medios de comunicación como la radio, la TV e internet. La publicidad no se recuperará en los próximos meses, quizá un par de años. Y cuando se recupere, no distribuirán sus anuncios como ahora, sino que los repartirán en más cadenas de TV temáticas o generalistas, en más webs, y serán muy selectivos con el papel. El mundo ya no será el mismo para los periodistas.

Pero los medios de comunicación necesitarán llenar sus páginas, sus espacios radiofónicos, sus minutos televisados o sus páginas digitales con informaciones, reportajes, opiniones y análisis, y por esa razón, el periodista del próximo futuro será como un arquero con su carcaj lleno de flechas para disparar en muchas direcciones.

Si, tú, como periodista, logras meter el hocico en una de esas porciones del negocio, podrás sobrevivir, incluso mejor que antes. Siempre se necesitarán periodistas científicos, o económicos, expertos en Fórmula 1, o buenos fotógrafos, analistas o divulgadores, o gente que haga un blog simpático, otros con gran sentido del humor o mala leche, expertos en tecnologías, o montadores de videos para webs.

Conozco muchos periodistas free lance que hacen varias cosas a la vez: entrevistan a un gurú de internet, hacen un reportaje sobre la nueva cocina, resumen un libro, traen un crónica sobre la vida nocturna en Berlín o elaboran un "Preguntas y Respuestas" sobre la crisis económicas. Son periodistas multiusos. Trabajan para revistas mensuales o webs, para semanarios de ocio o para radios. Se sienten más contentos porque su vida es más variada y menos aburrida, pero al principio lo pasan mal hasta que empiezan a cobrar regularmente (es que eso merece otro post porque aquí nadie paga a tiempo).

Disparan contra tigres, dianas, venados, conejos o guerreros. Son los nuevos arqueros.

Pero ese periodista que se pasaba horas y horas de brazos cruzados porque su jefe no sabía organizar el trabajo, ese periodista que editaba teletipos todo el día, ese periodista que acudía a ruedas de prensa a transcribir informaciones empaquetadas, seguramente será el más prescindible porque es lo que sabemos hacer todos.

El Nuevo Periodismo consistirá en imitar el arte de un arquero que dispara muchas flechas en poco tiempo, basado en su conocimiento profundo de un asunto o de varios, de modo que puede acertar en la diana hasta con los ojos cerrados. Tendrás que dominar idiomas, tecnologías, o lo que sea, pero conocer tu arte mejor que nadie.

¿Eres de esos?

Da igual si no sabes inglés porque Google te lo traducirá y dejarás de ser un paleto



Hace varios meses colgué aquí varias cosas relacionadas con la traducción. Uno era un invento japonés que consistía en gafas traductoras. Te ponías las gafas, y mientras la otra persona te hablaba en chino, tú leías la traducción en una micropantalla.

Las gafas tenían un pequeño micrófono que recogía la voz de la otra persona. Esa voz pasaba por un sistema de traducción que luego lo convertía en texto para ser proyectado en las gafas, como si tuvieras la cabeza de Terminator.
Luego comenté que Google había mejorado su Google Translate. Lo probé y funcionaba bastante bien. Consiste en que mientras escribes un texto en español en una web, te aparece el texto traducido más abajo en el idioma que quieras. Una pasada.
Y ahora me acabo de enterar que Google está fabricando un teléfono que traduce lo que la otra persona te está diciendo en un idioma que intentaste aprender pero que no pasaste de la primera lección de Vaugham.

¿Qué pretendo comunicar aquí?
Uno de los mayores problemas de los periodistas es que no sabemos idiomas. No sabemos bien el nuestro, pero eso no tiene remedio. Tampoco sabemos otros idiomas.
Todo esto suponía un inconveniente pues nos perdemos muchas cosas buenas por falta de conocimiento idiomático. Nos hemos perdido muchas entrevistas, foros, hemos caído en malinterpretaciones y muchos dejaron de hacer la entrevista de su vida por pura vergüenza.
Así que gracias a todo lo que he expuesto aquí y a lo que viene, estoy seguro de que en cinco o diez años los idiomas en todo el mundo serán superados por sistemas de traducción que se irán perfeccionando con el tiempo.
No he calculado el impacto que puede tener eso en nuestra forma de ser, o de trabajar. Pero será inmenso.
Palabra de Zaratustra.

domingo, 7 de febrero de 2010

Oh, Dios, nos pasamos todo el día trabajando y al final el resultado no es un texto de Cervantes sino un teletipo de EFE


Cada vez que alguien llama a la redacción de un medio de comunicación, se encuentra con una voz llena de ansiedad que apenas le responde sino que grita: "Dime", "Es que no tengo tiempo", "Estoy muy liado".

Y cuelga.

Uno se imagina que esa persona está enfrascada en escribir un reportaje a lo Ryszard Kapuscinski, una pieza de Tom Wolfe, una ocurrencia de Hemingway, un análisis costumbrista de Pío Baroja.
Pero al día siguiente, cuando uno abre el periódico, se encuentra que todas las noticias se parecen a las de los otros periódicos, que no hay nada nuevo y la famosa pieza genial no existe.

Entonces, ¿por qué demonios están liados? ¿Qué hacen de verdad durante todo el día?

No voy a ser demagogo. Yo he trabajado en una redacción y sé cómo funciona. Y voy a decir la verdad: todo se debe a una falta de organización y la culpa no es de los indios sino de los jefes.

Los jefes son los que organizan, distribuyen, ordenan y planifican. Ellos pueden establecer horarios y mejorar el día a día.
No lo hacen porque sufren el síndrome del trabajador imprescindible. Este síndrome se puede detectar pues sus síntomas consisten en estar todo el día en la ofi, llegar tarde a casa, obligar a los demás a llegar tarde, obligarles a salir tarde, y vivir permanentemente en la ofi, en la redacción.

Y cuando llegan a casa, estos jefes gozan al decir a su pareja, a sus padres, a sus hijos: Oh, no te puedes imaginar qué día he tenido hoy. No-te-lo-puedes-imaginar.

Nos lo imaginamos.

Llegas a las 10 de la mañana, tomas café, reunión a las 10.30, café en la cafetería de Manolo a las 11.30, leer periódicos, llamadas inútiles, reuniones, más reuniones, hacer fotocopias, reuniones, comida DE TRES HORAS CON CHUPITO, café, reunión, fotocopias, reunión de portada, edición, teléfono, unas cuantas revisiones de las páginas, titulaciones, cierre, cañita con los amigos y casa.

Y de todo eso, ¿cuánto hay de original y productivo? ¿Es que su periódico brilla por sus artículos sesudos, sus análisis insólitos, sus reportajes increíbles...? Pues no, es igual a los demás. Las páginas están llenas de teletipos de EFE. ¿Y en eso habéis empleado todo el día?

Por eso me río de los horarios de los periodistas pues es tirar el tiempo a la basura.
Si alguno de esos jefes se lo propusiera, la gente podría ser más productiva y salir antes. Si alguno de esos jefes se lo propusiera, pondría a la gente a trabajar un día o dos en un tema a fondo, o a varios, para hacer reportajes diferentes, investigaciones, análisis. Y organizaría turnos de entrada y de salida, para aprovechar el tiempo de todos, su dedicación.

Nuestro periodismo no es peor que el anglosajón o el alemán por falta de talento. Es peor por falta de tiempo. Mejor dicho, es peor porque no se organiza el tiempo.
Y ese problema es culpa de los jefes, no de los indios.
Los indios bastante hacen con adaptarse a los estúpidos horarios de los jefes, a su desorganización y a su síndrome de ser imprescindible.


martes, 26 de enero de 2010

¿La prensa regala pelis o son las pelis que regalan periódicos?

Hace muchos años, los periódicos descubrieron el chollo de las ventas paralelas: copiando el modelo del Corriere della Sera en Italia, El Mundo empezó a vender colecciones de libros. Luego, a principios de la década fueron enciclopedias. Todavía no había nacido la Wikipedia y a los padres de familia nos pareció un golpe de erudición doméstica eso de contar con una enciclopedia Espasa en casa.
Las ventas de El Mundo y de su enciclopedia fueron sorprendentes y los ingresos del periódico se dispararon. Lo mismo sucedió con El País, y su enciclopedia.
Por fin, tras años de incultura casera, Voltaire penetraba en los hogares.
El primer tomo era gratuito. Los demás se pagaban y no eran baratos. Como la costumbre era rentable, los departamentos de marketing comenzaron a programar más regalitos. El ajedrez de los Simpson, sartenes, patinetes, ollas express, aviones montables y un sin fin de adminículos. Ah, y películas. Como siempre, se regalaba la primera y luego, a pagar todo el mundo.
¿Y hoy? Se regalan. Ya se regalan películas. Y no estoy hablando de las pelis malas de Tiempo, que estaban protagonizadas por los famosos actores Joe McKendrick y la estrella femenina Judy Shemperton. No los conocían ni en su pueblo de Dakota del Norte.
Las películas de hoy son muy buenas y se regalan. Cosa curiosa: ahora que la prensa está pasando por una crisis de ventas, se regalan las películas. Y antes, que no había tal crisis, se cobraban.
Creo que vamos a ver lo siguiente: durante la semana, las ventas de los periódicos irán languideciendo porque la gente se quiere ahorrar 1.20 euros. Hasta las empresas se quieren ahorrar la suscripción. Pero en los fines de semana, cuando no estamos en la ofi, no tendremos más remedio que comprar periódicos si los queremos leer. Pero con la cultura de internet y del todo gratis, la única forma de atraer gente a los kioscos será dando un super periódico que contenga un dvd de película estupenda, ¿uno solo? No, y dos y tres como ahora hace la revista Tiempo. Y además unas zapatillas de baño, un protector para el móvil, una revista de cotilleo, una de televisión, unos vales descuento para McDonald's y, mmmm, se me olvida algo. Ah, sí, y el periódico.
Al final serán las productoras de cine las que regalarán un periódico en los fines de semana.

viernes, 22 de enero de 2010

El nuevo periodismo de enviados especiales a catástrofes o "mami, tráeme mi peluche"

Esta pieza la ha publicado un enviado especial a Haití. Lo jugoso es que habla de ellos, los periodistas enviados especiales a Haití, sin cortarse un pelo: irresponsables, miedosos, exagerados...
Da un poco de vergüenza.
Y al final de la pieza, el autor clava una crónica de Pérez Reverte sobre cómo eran los corresponsales de guerra en su tiempo. Nada de pijadas.
Muy bueno y escrito con mala leche.

miércoles, 20 de enero de 2010

Perdonen pero, en Haití, ¿quién sufre más? ¿Los periodistas o la población?

Reportera playera de un canal español de TV retransmitiendo en directo la catástrofe de Haití. Ella está en primer término: es un plano medio o tres cuartos (por las rodillas). Sostiene el micrófono y habla a la cámara. Detrás se ve una calle de Puerto Príncipe o lo que queda de ella.
A ambos lados, edificios en ruinas. Portales hundidos. Al fondo, una haitiana arrastra a duras penas un enorme saco.
La reportera habla de los saqueos que están sacudiendo a la isla. En su lucha por la supervivencia los haitianos se hacen con lo que pueden. Se empieza a llenar el plano de humo. La chica tose. "Los gases lacrimógenos no me dejan hablar. Estoy en una calle de Puerto Príncipe y se ven claramente los efectos del terremoto" (reconstruyo sus párrafos pero no es literal).
La chica sale de plano y vuelve a aparecer. está afectada por los gases. Vuelve a contar que la calle se ha inundado de gas porque la policía quiere dispersar a los saqueadores. A sus espaldas se ven, en pequeño, algunos saqueadores.
La mujer del saco sigue tirando. Pero no. La importante es la chica de la tele.

Y ahora yo me pregunto: ¿quién es la noticia? ¿La haitiana del saco o la reportera que sufre los gases lacrimógenos?
Yo entendía que, hasta ahora, lo importante era la gente de allí, las víctimas, los haitianos. Pero el nuevo periodismo "unipersonal" de los enviados especiales parece que está decantándose por presentadoras guapas, monas y tal, para que suframos con ellas el golpe de las calamidades.

Lo siento. No estoy de acuerdo con esa forma de informar.

martes, 12 de enero de 2010

Para escribir de alcantarillas, no empieces citando a Aristóteles


Creo que era el libro de Martínez Albertos, el que nos enseñaba en la Facultad de Periodismo los diferentes leads o entradillas de un reportaje. Puedes empezar con la curiosidad, el chiste, la cita, la paradoja, en fin, salían unos veinte o treinta modelos de entradilla.

Todos hemos usado alguna en nuestra profesión pero la que más delata nuestro esobismo es la entradilla culta "que no viene a cuento".

"Me acuerdo de que Aristóteles hablaba en Ética a Nicómaco que era necesario que existieran esclavos en una sociedad libre. Me ha venido esta lectura de juventud, a propósito de la encuesta realizada por el CIS a los españoles: ¿Cree usted que las alcantarillas deberían ser cuadradas".

No pega. Es una entradilla torpe que sólo intenta demostrar que somos cultos. Nos delata.

La entradilla culta es sabrosa cuando encaja con el texto como si fuera un guante de piel.

"Plinio el Viejo decía que los españoles eran tan belicosos que si no encontraban una guerra fuera se la buscaban dentro. Si este historiador romano visitara España hoy día, no cambiaría su opinión. Este es el país de la greña: políticos contra políticos, sindicalistas contra empresarios, derechas contra izquierdas, catalanes contra madrileños... Y todo con una virulencia que asombra a los extranjeros".

La experiencia indica que los que más emplean las entradillas forzadamente cultas son los que no están acostumbrados a escribir. De vez en cuando los periodistas caemos en esa tentación, pero creo que es más bien el producto de querer ser originales porque ya hemos ensayado todas las entradillas mil veces y buscamos la novedad. Pero hay que saber hacerlo con elegancia.