domingo, 10 de octubre de 2010

La magia de los titulares desvelada por un aprendiz de brujo

¿Has escrito un texto sublime? ¿No encuentras el título adecuado? Pues es como si no hubieras escrito nada. Sin no sabes construir las puerta, no importa en castillo que haya detrás.

Lo sé: es difícil elaborar un buen titular. En España, además, no hay una gran tradición de titulares. ¿La razón? La sospecho: el lector español no tiene sentido del humor, no entiende los dobles sentidos, cree que los titulares con guiño esconden informaciones frívolas.

La prensa anglosajona ha desarrollado a lo largo de su historia una relación con sus lectores que le permite sonsacar titulares simpáticos, atrevidos, curiosos, paradójicos y hasta irreverentes. Me acuerdo que la revista de negocios Business Week, una de las más afamadas de EEUU, usó el siguiente titular para hablar de las pastillas efervescentes Alka-Seltzer: "Plop, plop, fizz, fizz". Era la onomatopeya del sonido de las dos pastillas al caer a un vaso con agua.

Los titulares pueden ir elevándose de escala, igual que la escala de Richter, en función de su expresión informativa. He aquí un ejemplo. El suceso, pongamos por caso, es que un ministro del gobierno, llamado José Pozo, ha sido destituido por haber manejado el dinero público en su provecho.

Primer nivel (informativo del hecho): "Destituyen al ministro del Interior por malversar fondos públicos".

Segundo nivel (con verbos metafóricos): "Destituido el ministro del interior por meter mano en el dinero público".

Tercer nivel (con calificativos): "Destituyen al ministro del Interior por corrupto: malversó dinero público".

Cuarto nivel (con juegos elegantes de palabras): "El ministro Pozo se hunde al ser destituido por su mala gestión del dinero del estado".

Quinto nivel (sensacionalista): "¡Te pillaron!".

Sexto nivel (editorial): "Un ministro menos: despiden al de interior por malversación"; o también "Otro ministro del Interior que no pudo contener su codicia es destituido por malversar fondos".

Séptimo nivel (frívolo): "Pozo se hunde hasta las cejas: despedido por corrupto".

Se podrían seguir poniendo ejemplos, y salir decenas de titulares, que serían una mezcla de los anteriores. ¿Cuál emplear? Los medios usan todos pero los administran con moderación. Ante hechos que se acaban de producir, se emplean los informativos. Sin embargo, los medios digitales de segunda lectura (los que no se leen al principio, sino que los lectores entran a ellos para complementar la información,), suelen usar los otros titulares: interpretativos, calificativos, frívolos, curiosos....

En los cursos de periodismo no se aclaran en las clasificaciones: hablan de tres tipos de titulares. Por ejemplo:

*Informativos: expresan el hecho y el protagonista. "Destituyen al ministro del Interior por malversación".

* Expresivos: intentan impactar en las emociones de os lectores. Dicen los expertos que "suelen ser de una palabra, aparecen en la primera página y son muy frecuentes en la prensa deportiva". Por ejemplo: "¡Pillado!"

* Apelativos: según leo en una web, "utilizan el lenguaje para llamar la atención sobre un hecho del que no se informa en profundidad. Son propios de la prensa sensacionalista y de sucesos". Por ejemplo: "La corrupción alcanza al ministro del interior: destituido por ladrón".

Se pueden establecer tantas categorías como se quiera. Yo creo que es una cuestión de niveles. Y de espacio. Si todos los titulares de un periódico fueran así, sería un medio muy sensacionalista. Si sólo es el 10%, y estos se redujeran al ámbito de lo social o curioso de verdad, entonces, sería como la mayoría.
En mi opinión, hay que saber distribuir los titulares en todos los rangos que he puesto al principio.

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